Testimonios

Malas y raras
Las Malas y La Chiki es una propuesta musical y performativa independiente que fue creada en Bogotá en el año 2019 por iniciativa de tres intérpretes que descubrimos una convergencia entre varias de nuestras necesidades e intereses desde la música y el activismo.
Partimos del ánimo compartido por la búsqueda de vías de respuesta a las actitudes, posturas y políticas discriminatorias del país y la región latinoamericana. Consideramos que el machismo es una de las causas más importantes de estas discriminaciones y que está en la base de varias exclusiones que involucran aspectos de raza, clase, género y política.
Por esta razón mantenemos este proyecto de creación musical en donde la música, la lírica y nuestras cuerpas están trepadas. Creamos una plataforma para hacernos visibles sin declaraciones ni manifiestos directos sobre nuestras orientaciones e identidades.
Somos malas por lo disolutas y nos queremos díscolas en todas nuestras acciones creativas. También somos raras y sin género, hacemos músicas degeneradas con letras descastadas.
Desde esta postura sin género, estamos unidas y empezamos a habitar espacios y nichos no asignados. Partimos de varias presencias en espacios LGBT pero estamos ampliando nuestras márgenes porque la genuina y querida presencia de nuestras maluqueras y de nuestras rarezas debe estar en esos circuitos donde priman machismos y clasismos. Atacamos los espacios legitimados para personas heteronormadas con la palabra contundente y clara que, según ellas, no encaja. También erosionamos los espacios legitimados del capitalismo gay. Nuestro despliegue no está para “Épater la bourgeoisie” ese sector que se impresiona y escandaliza y luego cae rendido a los pies de sus diosas de Silicon y silicona no es nuestra target. Pues no nos dejamos normalizar con sus etiquetas para mercancías.
Vamos a simpatizar con todas las raras del mundo; conquistar el lugar que nos merecemos las kuiras, las malucas, las raras. Con nuestras expresiones y montajes, hemos promovido temas de visibilidad del transformismo como forma de expresar la libertad y el derecho a adoptar identidades e indumentarias extravagantes; a habitar de manera libre, alegre y desparpajada espacios urbanos y culturales. Nuestras plantadas pretenden ampliar el marco de incidencia del mensaje de diversidad e igualdad, ya que, sin dejar de estar “trepadas”, de ser “las mismas”, le hablamos a la gente desde un lugar estético y político para que recuerde la importancia de
celebrar las diferencias como parte de la construcción como sociedad. Somos presencias mamarrachas en los medios sociales y masivos; los circuitos escénicos y musicales, y la academia. Nos hemos trepado en las plataformas artísticas y festivas para difundir la igualdad. Las malas y las raras estamos afuera de las etiquetas, de la identidad y del género. Más acá de los géneros está la presencia, travestida de muchas maneras. No podemos bajar la guardia en la reivindicación de los derechos de todos los sectores poblacionales.
Así que si nos quieren encontrar, no estamos en la suela de sus zapatos ni en el lugar de las drag-ass. Somos más bien la daga que espera a sus oídos para pincharles de improviso a cada vuelta desprevenida de sus cabezas.
¡Nos vemos en la esquina, perras!

“Ecos de Esperanza”
Mayo- Octubre de 2020.
En alianza con el CAIDSG Sebastián Romero, buscando mitigar el impacto psicosocial de la comunidad, El laboratorio Creativo Orfeo propuso realizar una iniciativa artística en donde el canto fuera protagónico. La regulación emocional de nuestra población es importante, porque estábamos afectados debido al aislamiento y la conmoción de choque que produjo el Covid19 en 2020. Se sabe que la oportunidad que brinda el canto, en términos psicológicos es definitiva. Por ello, propusimos crear un taller de canto y proyección vocal de 8 tutoriales, que se subieron a las redes sociales para todo público. Se convocó a un grupo de 30 personas de la comunidad LGBTI, jóvenes, adultos y mujeres habitantes de la localidad de Teusaquillo.
Este grupo, participó en una fase semipresencial de sesiones de canto que se ejecutaron vía Zoom, y en el jardín y salones Triángulo Negro, Chimenea y Soy Capaz de LA CASA LGBTI de Teusaquillo. Al final del proceso, se creó un flashmob y una intervención artística de cuatro horas en espacios públicos de la localidad: Parque la Esmeralda, Parque El Brasil, Parkway y Plaza de la Democracia. Se compartió por redes de organizaciones LGBTI bogotanas y las redes del Laboratorio Creativo Orfeo. Esta propuesta transdisciplinar se enmarcaba en la práctica de la performance, la música por medio de la práctica coral, el activismo, las artes plásticas y visuales. Ecos de Esperanza, se estructura como una obra en formato flashmob, donde se canta la obra Hanacpachap cussicuinin, la primera obra polifónica compuesta y publicada en el nuevo mundo, en idioma quechua. Un canto a la vida, al pasado y al presente. Un canto de esperanza.
Familia puede ser varias cosas: Madre, padre, hijos, hermanos, primos, una comunidad, una madre soltera con su hijo, una pareja de hombres con gatos, un grupo de amigos o un coro. Orfeo, es un laboratorio artístico dirigido por el artista transdiciplinar Alfonso J. Venegas y el director coral Daniel Gonzalez. Cuenta con más de 30 personas diversas que asisten a talleres de música, artes visuales, performance y charlas sobre gestión y creación cultural. Este semillero de investigación y de creación colectiva funciona desde 2018 y articula proyectos transdisciplinares que abarcan dos temas fundamentales en la construcción de la individualidad: La descolonización y la deconstrucción de género.

Soy estudiante de la carrera de música y hasta hace muy poco empecé a asumir mi verdadera orientación sexual después de haberle hecho el quite durante mucho tiempo. Aunque en el ambiente universitario de artes no hay tanto problema con salir del closet y en general hay aceptación respecto al tema, para mí era muy complicado aceptarme conforme a lo que sentía, pues en mi familia el tema de diversidad sexual es tabú y está mal, simplemente no es bienvenido. Por mi parte, no era capaz de asumir mi orientación y mucho menos era capaz de cuestionarme sobre ella, al contrario, me refugiaba en mis miedos e inseguridades y vivía en un silencio permanente alimentado por ese temor del qué dirán, tan destructivo y carcelario. Mis días los vivía con la cabeza llena de pensamientos negativos que me gobernaban y me robaban las ganas de seguir aquí. Mi arte no fluía, no quería hacer música, no veía futuro para mí, no me soportaba.
Sin tener en dónde escamparme de los juicios externos de la sociedad y también de los propios, utilicé lo único que tenía a la mano para poder drenar todo lo que me hacía sentir atragantado y deprimido, la música que estaba haciendo en ese momento. Comencé a sentir que todo lo que interpretaba había sido escrito para mí, como para ese momento específico de mi vida y sin decidirlo premeditadamente, me quebré. Sentí mi música con tanta fuerza que me arrastró y no pude dejar de llorar, tampoco pude detenerla. Grité tan fuerte mis obras que, sin darme cuenta rompí con ese silencio contrariamente ruidoso y calcinador. Y volvía a llorar. Me estaba sanando, pero solo podía sentir el dolor. Después de ese momento tan convulsionado me sentí mejor, no solo porque ya no vivía atrapado en la tristeza, sino porque la música me empezó a acercar a personas que estaban alrededor de ella, a mis maestros y colegas músicos que se volvieron compañeros de camino y oyentes de mis más profundos miedos e inseguridades. Esas personas me ayudaron a apagar el ruido de la soledad y lo transformaron en voces de aliento, en amor y comprensión.
Si no hubiera sido por la sensibilidad que habitaba dentro de ellos y por la música que descubrí dentro de mí, no sé qué habría pasado conmigo, porque fue gracias a ella que expié mis dolores y sobreviví a mi duelo y porque, además de darme la fuerza necesaria para aceptarme como soy, me hizo más humano para reconocer y abrazar la manifestación de la diversidad presente en el otro.
-- Estudiante Javeriano

Vine a Bogotá para tratar unos temas de salud, pero, realmente lo que más me motivó fue liberarme de las ataduras con las que crecí en el Valle... allá donde crecí con un pensamiento machista y misógino, el cual también valoro porque ahora lo vivo desde ambas realidades, dejando muchas reflexiones de aprendizaje.
Desde que decidí confrontar que me había enamorado de una chica, a pesar de haber tenido parejas heterosexuales, no ha sido fácil este camino y algo que me ha dado mucho valor es actuar con el corazón.
-- Anónimo